"Luz en mi oscuridad", El libro por Helen Keller
acerca de Swedenborg
HELEN KELLER
Nació en
1880, y antes de cumplir dos años de vida había perdido la vista y el
oído en el transcurso de una enfermedad. "Durante casi seis años", dice,
"viví privada del menor concepto sobre la naturaleza o la mente, la
muerte o Dios. Puede decirse que pensaba con mi cuerpo, y, sin
excepción, los recuerdos de aquella época están relacionados con el
tacto... No había una chispa de emoción o racionalidad en esos recuerdos
clarísimos, aunque meramente corporales; podía compararme con un
insensible pedazo de corcho. De pronto, sin que recuerde el lugar, el
tiempo o el procedimiento exactos, sentí en el cerebro el impacto de
otra mente y desperté al lenguaje, el saber, el amor, a las habituales
nociones acerca de la naturaleza, el bien y el mal."
Lenta,
penosamente, aprendió los nombres de las cosas que podía tocar; aprendió
a hablar y a escuchar con las manos. Aprendió a escribir y a
mecanografiar. Fue admitida a “Radcliffe College”, y allí cursó
estudios. Ninguna mujer de su época ha sido con mayor justicia
celebrada.
Aislada del mundo de la luz y del sonido, sus
percepciones espirituales son especialmente agudas. Como su vida
transcurre en un plano espiritual, comprende las visiones de Swedenborg
sobre los espíritus bondadosos y sobre los malvados. Esta obra de Helen
Keller ofrece, como mensaje, el firme conocimiento del mundo
espiritual—donde ella ha vivido inmune a las distracciones del mundo
físico—y el coraje y la fe que provienen de esta convicción.
Los datos que aparecen en los párrafos que proceden fueron publicados en
una edición anterior de este libro extraordinario.
Este inspirado resumen autobiográfico lo presenta ahora, en nuevo
formato.
Helen Keller murió el 1 de junio de 1968 a los ochenta y ocho años de
edad, pero aún vive públicamente a través de sus propios libros y en los
artículos que tratan de su vida. Su personalidad es objeto de dramática
versión en el cinematógrafo, la radio, la televisión y el teatro.
Es ciertamente notable que una mujer tan impedida físicamente desde la
niñez haya podido inspirar a otros y ejercer el bien sobre personas y
grupos del mundo entero, especialmente a través de su labor con la
Fundación Americana para el Ciego. Su propia experiencia en elevarse
triunfalmente por encima de sus limitaciones físicas le permite ayudar
no solamente a los sordo-ciegos, sino a cuantos tienen la oportunidad de
conocerla.
Indudablemente, no habría podido jamás lograr tanta influencia sobre los
demás si careciera de recursos anímicos bien cimentados. El profundo
sentido de lo divino colma su vida de delicia, vitalidad y altruismo
siempre creciente.
Sin embargo, Helen Keller está lejos de afirmar que sus experiencias son
únicas. Por el contrario, las cree asequibles a todos los hombres y
mujeres, tarados físicamente o no, que necesitan un perdurable núcleo de
fortaleza dentro de sí mismos. Esperamos que con la reimpresión de este
libro muchos lectores puedan hallar en sus vidas los recursos que han
hecho de Helen Keller una mujer tan extraordinaria.
Helen Keller es amada en todas partes del mundo. Sus logros, a despecho
de singulares dificultades, han despertado en la humanidad el sentido de
lo heroico. Su paciente lucha y convincente triunfo es verdaderamente
conmovedor. Nadie puede apreciar el secreto de su desarrollo sin conocer
algo de su fundamento espiritual. Para ella la religión es una manera de
vivir día a día, y la vida espiritual es tan real y práctica como la
vida natural. Su cristianismo se basa en el evangelio del amor.
A menudo se le pregunta en público acerca de su religión. Aunque
responde brevemente, siempre suspira por decir más. Por eso, cuando le
pidieron que escribiera un libro sobre sus creencias religiosas,
aprovechó la oportunidad de decir a sus muchos amigos cuáles son sus
ideales en este sentido y de dónde provienen. Ha sido una obra de amor
en la que ha volcado el alma entera, no por probar un punto de vista,
sino más bien para compartir con los otros lo que para ella es de
inestimable valor.
A través de su libro podemos observar una mente que desde la niñez ha
sido extraordinariamente pura; una experiencia religiosa libre de toda
ceguera sectaria; un discernimiento espiritual, un don de percepción en
manera alguna amortiguado por la absorción en las cosas relacionadas con
la vida sensorial; una criatura en quien el Señor ha obrado un milagro.
Con razón dice: «Sólo sé que antes era ciega y ahora veo.»